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Venta Moncalvillo: una estrella oculta en La Rioja

16 Ene

brindemos por la estrellaLa Rioja su universo.

Logroño su constelación.

Daroca de Rioja su planeta.

Norte 42º 22′ 20″ / Oeste -2º 34′ 50″ su ubicación.

A escasos 12 minutos de Logroño se encuentra Daroca de Rioja un pueblo con apenas 50 habitantes con el curioso honor de ser la localidad más pequeña del mundo con una estrella Michelín:  la Venta Moncalvillo (creo que por sólo eso merece la pena la visita).

Al borde de la carretera que une los pueblos de la zona se encuentra la Venta de la familia Echapresto, dos hermanos que se reparten las responsabilidades entre el buen comer (Ignacio) y el buen beber (Carlos).

Una vez bien sentados, elegimos el menú degustación con un precio increíble (55 euros) y un servicio de esos que te hacen sentir entre bien y estupendamente: platos de temporada donde priman los productos de la tierra bien acompañados de vinos ricos y ahora toca descubrir de qué material está hecha la materia oculta de esta estrella.

Empieza con macarons de morcilla y entrantes en forma de espuma de boletus, de galleta de perdiz escabechada y de flor de manzana con foie, así da gusto comenzar. Después tartar de tomate y sardina ahumada con queso de Anguiano que se disuelve al entrar en contacto con la cuchara, todo un espectáculo.

Seguimos: vieiras con hongos y tallarines de calabaza, alubia blanca con callos de bacalao que atemperan el espíritu y unos pimientos de cristal asados con yema de huevo que de parecer simples son increíbles. Llegan las cocochas de merluza al sarmiento asadas a la parrilla, que son diferentes en textura… que son impresionantes.

Después hace acto de presencia (redoble) el carpaccio de manitas de lechón con foie, ésto merece una pausa: puede que éste sea uno de los platos más espectaculares que he comido en mucho tiempo, al final de la comida nos dijeron «o gusta mucho o poco, es muy arriesgado» yo desde el preciso momento que lo probé, me declaré fan absoluto, la piel de gallina y mi chica fueron testigos de ese momento.

Y llega el final en forma de pichón asado sobre su jugo (potente y delicioso), tallarines de mango para refrescar y prepararse para el postre de chocolate blanco y negro con praliné de avellana, un remate estupendo.

Un vino dulce  y ya hemos concluido este viaje: una cosa queda clara, con esta materia está claro que esta Venta es una estrella y nosotros volveremos pronto para seguir explorando.

Y no, no, no merece la pena…

3 Oct

Si eres capaz de acabar la frase acompañándola de una pegadiza musiquilla, sabes perfectamente de quién hablo: Un Pingüino en mi Ascensor.

El pasado sábado y tras casi 147 años, volvimos a la Sala Clamores a ver (por fin) al grupo formado por Mario y Jose Luis (¿si son dos se les considera grupo? si la respuesta es afirmativa ¿los Pecos eran un grupo?).

Por una lado las canciones que todos nos sabemos (si, TODOS, no te hagas el loco), otras que te suenan y también nuevas. Por otro, la brutal química entre ellos y a su vez, con el público, porque si algo nos gustó y mucho, fue la capacidad de estos dos tipos de hacer reír a la gente en una situación (la actual) que es como un chiste malo.

Ahora a esperar que no pasen otros 147 años para volver a Clamores a pasar otro buen rato, que merece la pena.

El Campero: ¡ariá, arriá!

4 Sep

Del atún: el atún rojo.

Del atún rojo: el de almadraba.

De la almadraba: la de Barbate.

De Barbate: el Campero.

De el Campero: el atún en tartar (en lasaña, en mini burguer, en sashimi, en tataki) el mormo, el contramormo, la ventresca, el bocinegro, el borriquete, la urta, la atención, su barra de fuera, sus mesas, el sur, la gracia, verano en Zahara, Barbate y Cai.

¿Con quién ir? con quién estés disfrutando del verano en Cai y le apetezca un homenaje  ¿por cuánto? alrededor de 25 euros en barra y de 60 en el restaurante, pero que demonios, este atún merece la pena.

Ceuta: al sur del sur

18 Jun

Para ser sincero Ceuta nunca había sido mi primera opción para seguir viajando por España. Tampoco la segunda. Ni la tercera. Ahora que la conozco, he corregido mi error porque Ceuta merece la pena.

Cruzar el estrecho en ferry dejando Gibraltar a la izquierda. Llegar al puerto y que un taxista en un viejo mercedes no se quite la sonrisa ni al bajar las maletas. Pasear por sus calles y descubrir una ciudad pequeña y amable. Observar que están rodeados de playas por un lado y de Marruecos por otro. Coger otro taxi y que mantenga la sonrisa. Escuchar en parte de los ceutíes su acento entre marroquí y gaditano, con las erres de los primeros y la gracia de los segundos. Cenar en el Oasis y disfrutar de pinchos morunos, berenjenas confitadas, cus-cus… mientras el dueño te cuenta un chiste digno de Chiquito. Acabar la velada con un té moruno y unas vistas de lujo. Amanecer y navegar alrededor de la ciudad para descubrir que han aguantado asedios y más asedios en nombre de la corona para que al final casi les tengamos olvidados. Darte un chapuzón en el agua salada del parque marítimo del Mediterráneo para estar fresquito para la noche. Ver atardecer en el Cielo brindando por la boda de unos amigos. Volver al hotel acompañado de la calima que juega con las luces de las farolas. Amanecer y ver que la amabilidad y la sonrisa no es cosa de dos días. Escuchar a un taxista decir con orgullo que aquí viven en armonía cristianos, hebreos, musulmanes e hindúes pero eso si, todos ellos bajo la soberanía española. Embarcar de nuevo y dejar Gibraltar a la derecha. Pensar que Ceuta merece otra visita. Pensar que Ceuta merece, y mucho, la pena.

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