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Mi Laurel

16 Abr

La LaurelLa Laurel es una, pero hay mucho que descubrir, eso es lo que hace tan grande este pedazo de Logroño que quien no conoce y sabe de su existencia muere de envidia. La Laurel son bares de tapas pared con pared, complementarios entre ellos, porque uno de los secretos que le hace tan especial es que cada sitio tiene su pincho, su tapa estrella y lo mejor es descubrirla o beber en el intento.

Ahora me toca decidir a mi por qué sitios hacemos la ronda, mañana ya si eso, decides tú.

Como veo que hay hambre y hay que esperar al resto, empecemos en el Tío Agus (el bar) pidiendo un crianza, cientos de servilletas y su espectacular y homónimo Tío Agus (el bocadillo), y que chorree su salsa entre tus deditos para que el primer mordisco te descoloque y seas consciente de dónde estás ¡viva Logroño! (pensarás por lo bajini). ¿Te has limpiado bien? acábate el vino que hay que cambiar de tercio.

Ahora toca Juan y Pínchame y su brocheta de piña y langostino. No me mires así si aún no la has probado y si te encuentras entre los afortunados, sabes de qué te hablo. ¿Quién demonios le dio la idea para hacer ese pincho? ni idea, pero brindemos por su creador.

Giramos a la izquierda y nos dejamos caer rumbo al Sebas, un bar pequeñito en tamaño pero con unas ¿20? ¿30? ¿40? referencias de vinos por copas y una tortilla de patatas más que rica (con alegría riojana pa’ que pique). Disfruta con calma esta ronda porque hay que dejar sitio para lo que aún está por llegar y te puedo asegurar que con el paseo no te va a dar tiempo a que baje.

A unos escasos 15 metros tenemos Las Cubanas pero no te distraigas con lo que hay puesto en las pizarras de la pared, aquí hay un objetivo claro y no debes dejarte engañar: el cochinillo… perdón, quería decir «el bendito cochinillo», con esa corteza crujiente, esa salsa para mojar pan (ni se te ocurra no hacerlo), esa carnecita tierna que hacen que con un buen Rioja, las penas sean menos y el gusto sea vuestro.

Parece que ya por hoy hemos terminado ¿no?. Pues te equivocas, es el momento de quitarnos esa poquitita de gula que aún nos queda (alabada sea) y cerrar la ruta en La Anjana con su pincho de bacalao con provolone que de ligero ni se nota y si eres de dulce, tienen unas bolitas de chocolate con crema de orujo que pueden quitarte el antojo.

Y ahora a tomar una copa y es bastante probable que si estás con gente de allí, el tema de la comida vuelva a salir: que nos hemos dejado este o el otro, que si los champis del Soriano, que si las bravas son mejores en El Jubera o en La Taberna del Laurel… pero eso ya será mañana y otro el que decida la ronda que hacer mientras, brindo por La Laurel y por mi gente de Logroño ¿y agua? la que lleve el vino.

Bonus track: no podía dejar de hacer mención al Perchas y su increíble oreja rebozada, porque está muy buena, es su especialidad y son del Atleti.

Venta Moncalvillo: una estrella oculta en La Rioja

16 Ene

brindemos por la estrellaLa Rioja su universo.

Logroño su constelación.

Daroca de Rioja su planeta.

Norte 42º 22′ 20″ / Oeste -2º 34′ 50″ su ubicación.

A escasos 12 minutos de Logroño se encuentra Daroca de Rioja un pueblo con apenas 50 habitantes con el curioso honor de ser la localidad más pequeña del mundo con una estrella Michelín:  la Venta Moncalvillo (creo que por sólo eso merece la pena la visita).

Al borde de la carretera que une los pueblos de la zona se encuentra la Venta de la familia Echapresto, dos hermanos que se reparten las responsabilidades entre el buen comer (Ignacio) y el buen beber (Carlos).

Una vez bien sentados, elegimos el menú degustación con un precio increíble (55 euros) y un servicio de esos que te hacen sentir entre bien y estupendamente: platos de temporada donde priman los productos de la tierra bien acompañados de vinos ricos y ahora toca descubrir de qué material está hecha la materia oculta de esta estrella.

Empieza con macarons de morcilla y entrantes en forma de espuma de boletus, de galleta de perdiz escabechada y de flor de manzana con foie, así da gusto comenzar. Después tartar de tomate y sardina ahumada con queso de Anguiano que se disuelve al entrar en contacto con la cuchara, todo un espectáculo.

Seguimos: vieiras con hongos y tallarines de calabaza, alubia blanca con callos de bacalao que atemperan el espíritu y unos pimientos de cristal asados con yema de huevo que de parecer simples son increíbles. Llegan las cocochas de merluza al sarmiento asadas a la parrilla, que son diferentes en textura… que son impresionantes.

Después hace acto de presencia (redoble) el carpaccio de manitas de lechón con foie, ésto merece una pausa: puede que éste sea uno de los platos más espectaculares que he comido en mucho tiempo, al final de la comida nos dijeron «o gusta mucho o poco, es muy arriesgado» yo desde el preciso momento que lo probé, me declaré fan absoluto, la piel de gallina y mi chica fueron testigos de ese momento.

Y llega el final en forma de pichón asado sobre su jugo (potente y delicioso), tallarines de mango para refrescar y prepararse para el postre de chocolate blanco y negro con praliné de avellana, un remate estupendo.

Un vino dulce  y ya hemos concluido este viaje: una cosa queda clara, con esta materia está claro que esta Venta es una estrella y nosotros volveremos pronto para seguir explorando.

Tondeluna: más allá de la Laurel

3 May

Logroño es sinónimo de buen comer, buen beber y mejor compañía. También es más que la Laurel (ya le dedicaré un post más adelante que se lo merece y mucho) y para demostrarlo, que mejor sitio que Tondeluna (Muro de la Mata 9, Logroño) de Francis Paniego y su mujer Luisa Barrachina.

Ubicado bajo los soportales del Espolón, nada más llegar te das cuenta que allí dentro te espera algo especial. Decoración minimalista y mesas corridas para compartir son lo primero que te encuentras, así que acomódate, no te preocupes por quién se siente a tu lado porque va a disfrutar al igual que tú, abre la carta, empieza a salivar y prepárate para tomar decisiones serias porque no vas a saber que dejar fuera. ¿La mejor opción? tienen un menú degustación para dos a 25 euros por persona que incluye cinco platos a elegir de toda la carta y dos postres que te puede ayudar con tus decisiones, eso si, como estamos en la Rioja, habrá que acompañar con un buen caldo de su carta de vinos o puedes… (expectación) traerte el vino que quieras de casa que no te cobrarán ni el descorche (aplauso cerrado).

Caviar de vino tinto sobre crema de patata, las croquetas que mi madre nos enseño a hacer (bendita Marisa Sanchéz, madre del chef  y alma del Echaurren), Huevo 65º con pimientos de cristal, las patatas bravas homenaje a Sergi Arola, el arroz ligado a modo de rissotto con láminas de sepia y trufa (preparar los pañuelos), pan de cristal con solomillo, panecillos al vapor con hamburguesa de solomillo (salivando estoy), secreto de ibérico a la plancha, pastel de chocolate con helado de café y aceite de oliva, torrija tostada… son algunas de mis recomendaciones que espero que sean más la próxima vez que pase por allí, eso sí, después de tomar un vino (o dos) en la Laurel.

¿Con quién ir? con amigos y con quién tenga la fortuna de compartir la silla de al lado ¿por cuánto? entre 30 y 40 euros

Y ahora pasen y vean…

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