Ahora que todo parece ir demasiado rápido y sólo pensamos en el qué pasará mañana, pasado o el siguiente, es el momento de parar un segundo y descansar, recordar de dónde venimos para saber que vamos cumpliendo con lo que un día nos enseñaron, que no nos hemos fallado ni siquiera a nosotros mismos. Retomar, aunque sea por unas horas, ese tiempo donde todo era más fácil.
La Ancha (Zorrilla, 7 y Príncipe de Vergara, 204 / Madriz) es volver a ese sitio donde los manteles son blancos impolutos, el trato educado, los productos de mercado, las lentejas caseras, el tomate es tomate, los callos en cazuela de barro, la tortilla guisada con almejas recuerda que mojar el pan tiene que estar permitido (aunque sea sólo ese día) porque dejar esa salsa sería pecado, el mero empanado con pisto es como el de tu madre, el escalope de ternera sabe a domingo en familia y la sobremesa es sagrada cuando uno está tratando de arreglar el mundo.
Ir a la Ancha es eso, una pausa en un mundo de prisas, el sabor de siempre para descansar de todo lo que nos queda por probar, es una comida en familia, una celebración de amigos que llevan mucho compartido. Es recordar que recordar, nunca ha sido tan importante.