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Atlántico Casa de Petiscos: comer muy bien a la orilla del Retiro

28 Oct

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Madriz. Domingo por la mañana. Otoño. Sol. ¿Apetece un paseo por el Parque del Retiro? No hace falta que respondas, miles de personas ya han contestado por ti, incluida una que se disfraza de ¿Mickey Mouse?. Seguir leyendo

El Escaparate: honestidad brutal

27 Feb

carne y punto

Puede que pases al lado El Escaparate (María Panés 6, Madriz) y no te des ni cuenta de lo que ahí dentro se esconde: pocas mesas, no abre los fines de semana y para las cenas es necesario reservar antes.

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La Ancha: volver al inicio

26 Feb

la Ancha de Zorrilla

Ahora que todo parece ir demasiado rápido y sólo pensamos en el qué pasará mañana, pasado o el siguiente, es el momento de parar un segundo y descansar, recordar de dónde venimos para saber que vamos cumpliendo con lo que un día nos enseñaron, que no nos hemos fallado ni siquiera a nosotros mismos. Retomar, aunque sea por unas horas, ese tiempo donde todo era más fácil.

La Ancha (Zorrilla, 7 y Príncipe de Vergara, 204 / Madriz) es volver a ese sitio donde los manteles son blancos impolutos, el trato educado, los productos de mercado, las lentejas caseras, el tomate es tomate, los callos en cazuela de barro, la tortilla guisada con almejas recuerda que mojar el pan tiene que estar permitido (aunque sea sólo ese día) porque dejar esa salsa sería pecado, el mero empanado con pisto es como el de tu madre, el escalope de ternera sabe a domingo en familia y la sobremesa es sagrada cuando uno está tratando de arreglar el mundo.

Ir a la Ancha es eso, una pausa en un mundo de prisas, el sabor de siempre para descansar de todo lo que nos queda por probar, es una comida en familia, una celebración de amigos que llevan mucho compartido. Es recordar que recordar, nunca ha sido tan importante.

1 segundo

13 Feb

un segundo

En un segundo estás arriba. En un segundo estás abajo.

En un segundo tienes dignidad. En un segundo la pierdes.

En un segundo tienes la comida sobre la mesa. En un segundo tú estás en el suelo.

En un segundo te mueves. En un segundo permaneces quieto.

En un segundo estás como una rosa. En un segundo tienes pupita.

En un segundo vas a por una paleta para servir. En un segundo necesitas tiritas.

En un segundo llevas dos zapatillas de casa. En un segundo sólo una.

En un segundo estás entero. En un segundo tienes moratones en la rodilla y el brazo raspado.

En un segundo no entiendes de que va este post. En un segundo lo entenderás.

Menuda caída tonta tuve ayer en casa al levantarme a por una paleta para servir la comida.

En un segundo estabas serio. En un segundo sonríes.

StreetXo: cambio de ritmo

22 Ene

StreetXO-logo«Aunque parezca un flyer… es nuestra carta. No te la lleves porfa»*

(pausado) Entras en el Corte Inglés de Callao, a través de las diferentes marcas de perfumes te diriges hacia los ascensores que se encuentran al fondo, la gente espera. Marcas la planta 9, te das cuenta que no eres el único y esperas a que se abran las puertas. ¡Ding! ya estás allí, a la izquierda los grandes reservas se mezclan con aceites aroma a trufa, dulces, ginebras… y al fondo ves lo que se te antoja como unas estupendas vistas del cielo de Madriz, hacía allí que vas, dejas a un lado una cafetería, Hamburguesa Nostra y de repente, justo al lado, llegas al sitio al que ibas desde un principio: StreetXo.

(¡¡¡¡ACELERADO!!!!) Musicón alto, luces blancas, una cocina en mitad de la barra y cinco… perdón, seis cocin… ¿de dónde demonios ha salido el tipo que lleva una antorcha y baila entre ellos? ¿son siete entonces?. Uno de ellos se acerca, te deja una fotocopia a modo de carta y te pregunta qué quieres para beber, lo haces y acto seguido te sirve. ¿Vais a comer aquí o vais a mesa? Creemos que el espectáculo ahora está en los fogones, así que nos acodamos en la barra. Pasa un rato, tienes claro lo que quieres y vas a pedir y… ¡llamas de dos metros en el wok del fondo! todos tranquilos porque el tipo que lo controla se lo está pasando de maravilla. Se te acerca otro cocinero, toma nota y deja el pedido sobre la mesa. Cada 30 segundos uno de ellos se acerca, consulta lo que has encargado y pregunta como va. Parece que ya llega lo primero, papel de parafina sobre el que terminan el plato mientras te cuentan qué lleva, al minuto llega el siguiente y al poco después el último que pedimos. Los cubiertos y palillos en un cubo al lado y sírvase usted mismo. El espeto de pollo pekinés, tuétano con cocotxa y ñoquis de arroz es lo que te estás comiendo y está estupendo, mientras, que el ritmo no pare. Llega más gente y agradeces haber estado allí una hora antes. Y siguen saliendo platos, y más llamaradas, y la música sigue marcando un ritmo brutal. Pides la cuenta y dos salimos por 37 euros y mientras pagas, te das cuenta que hay tipos locos como David Muñoz capaces de crear (y meter) algo así dentro del gourmet de el Corte Inglés y llenar hasta la bandera. Ole.

(pausado) Según sales de StreetXo, el musicón desaparece y vuelve el murmullo tranquilo de unos grandes almacenes. Te acercas a los ventanales que dan a la Gran Vía y te vuelves a enamorar, un poquito más si cabe, de una ciudad como Madriz, la ciudad donde se mezcla lo pausado y lo acelerado sin que uno se de cuenta que es lo que le pide el cuerpo corazón en ese momento.

*Frase al final de la carta de StreetXo y que lo resume todo.

Alfredo´s Barbacoa: la belleza está en el interior

20 Sep

La primera vez que entré en el Alfredo´s  de Lagasca 5, no podía ni imaginar lo que me esperaba en ese local «pequeño y no muy glamouroso» : la mejor hamburguesa de Madriz.

Que si, que es cierto que la del New York Burguer está muy buena, que en la Vaca Picada son muy variadas, que el Peggy Sue’s es muy bonito, que el Tommy Mel’s recuerda a Pulp Fiction… pero la BLT del Alfredo’s tiene algo especial: no sé si serán los vídeos de música country que te acompañan durante la comida, el aspecto del plato a rebosar de patatas fritas, su ensalada de col, sus imprescindibles aros de cebolla para acompañar, sus pequeñas mesas o la despreocupada presentación de su deliciosa hamburguesa de cebón con sabor a brasa lo que me tiene ganado, pero sea por uno de esos motivo o por todos, mi número uno lo tengo claro.

En una época en la que las hamburgueserías se han convertido en los nuevos japos, Alfredo´s sigue siendo Alfredo´s.

(he dejado fuera al Don Oso por jugar en otra liga y ser un clásico de Chamberí: me podría la nostalgia)

Por cierto, gracias a Dani/Marvin por su foto

Sylkar: ¿la mejor tortilla de patatas de Madrid?

3 Jul


Amanece en Madrid, es sábado y por delante nos espera un día azul de esos bonitos (invierno o verano, da lo mismo).

Apetece desayunar fuera de casa, apetece desayunar salado y si tienes suerte como es mi caso, muy bien acompañado.

Las gafas de sol, paseo tranquilo mientras vemos que los kioscos van recibiendo a los primeros clientes y el solecito recarga las pilas.

Llegamos al Sylkar (Espronceda 17, Madriz) y allí está la dueña con esa sonrisa perenne. Das los buenos días tanto a ella como al resto de los parroquianos y  te acomodas en una de sus tres mesitas.

Pides un par de pinchos de tortillas con ¿un café? ¿un zumo? ¿una coca-cola zero? lo que te apetezca, y al rato aparece esa maravilla amarilla poco cuajada, acompañada de su pedazo de pan con la promesa de que esta vez volverá a estar igual de rica o mejor que la última vez que la probaste.

Llega ese primer pedazo que sabe a gloria, lo acompañas con la sonrisa de quién te acompaña porque piensa exactamente igual que tú y siempre, la primera frase después de volver a probarla hace referencia a lo buena que está hoy.

Entonces la conversación gira en torno a otras cosas, tonterías, recuerdos de la noche anterior o tal vez abres uno de los periódicos que tienen y comentas no se qué cosa y el desayuno transcurre plácidamente como deben de transcurrir los desayunos cuando amanece en Madrid un día azul de esos bonitos y te apetece desayunar fuera con la mejor compañía que has tenido la suerte de tener.

Y entonces es cuando tengo que decir que para mi, la tortilla del Sylkar es la mejor tortilla de Madrid.

Una hora antes

22 Jun

-¿A qué hora has reservado?

– A las tres.

– Perfecto, pues nos vemos a las dos por allí.

Que levante la mano quién crea que esa no es la mejor manera de comenzar una velada perfecta, una comida entre amigos, una cena de pareja, una barbacoa en la sierra.

Llegan las dos en el bar de al lado, en la barra del restaurante, en el jardín de tus amigos. Y llegas tú, solo o acompañado, esperas mucho o son puntuales pero llegan, a pocos o de golpe.

– Ponme una par de cañas para los que acaban de entrar.

– ¿Te pido un blanco?.

– ¿Para quién era el vermut?.

– He abierto un par y están heladas.

Y se reparten besos, apretones de manos, abrazos, un guiño, cientos de sonrisas y otra ronda para los últimos a la que se apuntan los primeros.

– Así que todo bien…

– … mira el que siempre llega tarde.

– La verdad que me apetecía un montón venir a este sitio.

– Total, que hemos dejado a la peque con los abuelos.

Y te ríes, escuchas, te cuentan, preguntas, saludas, vuelves a sonreir, alguien te ve mejor que hace un tiempo, tu amiga te presenta al novio del que tanto te había hablado, enseñas unas fotos de los sobrinos, te enseñan las suyas, alguien pide ronda, otro mira el reloj y recuerda que hay que estar ya.

– Vamos que la mesa era para las tres.

– ¿Quién ha pagado?

– Te cojo el bolso.

– Vamos preparando los aperitivos.

Y marcháis pero esto no ha hecho nada más que empezar. Quedan muchas más sonrisas, elegir un vino, contar anécdotas mil veces repetidas, compartir postres, conversaciones, pedir esa copita bien puesta, ser feliz por estar bien acompañado…

Porque de eso se trata, de compartir buenos momentos con la buena gente que te apoya en los malos y saber que cuanto antes empiecen más los vais a disfrutar.

– Así que… ¿os parece que quedemos una hora antes?

Ceuta: al sur del sur

18 Jun

Para ser sincero Ceuta nunca había sido mi primera opción para seguir viajando por España. Tampoco la segunda. Ni la tercera. Ahora que la conozco, he corregido mi error porque Ceuta merece la pena.

Cruzar el estrecho en ferry dejando Gibraltar a la izquierda. Llegar al puerto y que un taxista en un viejo mercedes no se quite la sonrisa ni al bajar las maletas. Pasear por sus calles y descubrir una ciudad pequeña y amable. Observar que están rodeados de playas por un lado y de Marruecos por otro. Coger otro taxi y que mantenga la sonrisa. Escuchar en parte de los ceutíes su acento entre marroquí y gaditano, con las erres de los primeros y la gracia de los segundos. Cenar en el Oasis y disfrutar de pinchos morunos, berenjenas confitadas, cus-cus… mientras el dueño te cuenta un chiste digno de Chiquito. Acabar la velada con un té moruno y unas vistas de lujo. Amanecer y navegar alrededor de la ciudad para descubrir que han aguantado asedios y más asedios en nombre de la corona para que al final casi les tengamos olvidados. Darte un chapuzón en el agua salada del parque marítimo del Mediterráneo para estar fresquito para la noche. Ver atardecer en el Cielo brindando por la boda de unos amigos. Volver al hotel acompañado de la calima que juega con las luces de las farolas. Amanecer y ver que la amabilidad y la sonrisa no es cosa de dos días. Escuchar a un taxista decir con orgullo que aquí viven en armonía cristianos, hebreos, musulmanes e hindúes pero eso si, todos ellos bajo la soberanía española. Embarcar de nuevo y dejar Gibraltar a la derecha. Pensar que Ceuta merece otra visita. Pensar que Ceuta merece, y mucho, la pena.

Rice Bar La Bomba o cómo comer arroz rico en Chueca

7 Jun

Habéis oído hablar del mercado de San Antón, su amplia variedad de todo a precios un poco elevados, sus puestos con pescados y carnes dignas de pasarela, sus tapas de mírame y no me comas ¿no? sabéis a que sitio me refiero ¿verdad? perfecto, porque un poco más arriba, en la acera de enfrente está el restaurante del que me gustaría hablar: el Rice Bar La Bomba.

Según entras una pequeña barra para tomar esa primera cerveza/vino que merece cualquier buena comida (el cocktail de bienvenida de las buenas veladas gastronómicas, del que hablaré pronto del que ya he hablado)  y al lado un pequeño salón (pequeño quiere decir que reserves mejor antes de ir porque entran como 20 personas) te espera.

Os hablaría de su carta pero fuimos perezosos y decidimos que eligiesen por nosotros y la verdad que acertaron. Nos hablaron de dos/tres entrantes pero como somos así decidimos que fuesen cuatro, eso si, regados con una dos botellas de cava. Primero la ensaladilla de la que hablaban maravillas (estaba muy rica, pero son tantas las mejores ensaladillas de Madrid que tampoco fue extraordinaria). Después los ganadores de la velada: ostras diablo (recordarlas trae grandes recuerdos) y tartar de salmón (slurp, slurp) para rematar con butifarra blanca de los hermanos Rovira que despertaron discrepancias entre los comensales (yo un poco a favor).

Y ahora pasamos a los arroces, la especialidad del local (¿alguien dudaba con ese nombre?). Nos sacaron dos tipos y acertaron en ambos: arroz con bogavante (sabroso) y arroz con secretos ibéricos en sartén del que me declaro fan absoluto. Para rematar de postre,  la pavlona en su versión fría mmmmmmm

Si hay que poner alguna pega, sería el ruido constante por ser un salón tan chiquito y tener al lado una mesa de seis tipos que querían compartir su conversación con el resto de la gente a base de gritos (que tranquilidad cuando marcharon) y la sensación de presión  por parte de los camareros de que no hiciésemos sobremesa (no nos dijeron nada pero esas cosas se notan).

Un sitio que merece la pena repetir para confirmar las buenas sensaciones que nos dejó y probar algunas de las cosas que nos dejamos en la carta (después me enteré que tanto las ostras como el tartar de salmón forman parte de la nueva ampliación de la carta para la noche).

¿Con quién ir? con los muchachos, pequeños grupos de amigos  ¿por cuánto? entre 35 y 45 euros.

Por cierto, después fuimos a ese mercado molón del que hablaba al principio y nos quisieron meter de rondón en la cuenta un mojito y una Coca-Cola que no habíamos pedido… pues eso

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