Madriz. Domingo por la mañana. Otoño. Sol. ¿Apetece un paseo por el Parque del Retiro? No hace falta que respondas, miles de personas ya han contestado por ti, incluida una que se disfraza de ¿Mickey Mouse?.
Es cierto que los madrileños somos como lagartijas y cuando aparecen dos rayos salimos a la calle como si no hubiera mañana ni lunes y uno de los lugares favoritos es el parque del Retiro, con sus peces mutantes, sus echadoras de cartas, sus picachus reales o virtuales, los turistas agrupados en packs, patinadores y el ángel caído mirando al cielo por si se nubla.
Después de un mañana de paseos arriba y abajo (en nuestro caso también de un lado a otro, entre setos y agujeros), apetece rematar con algo rico que meterse entre pecho y espalda y para eso, la orilla este del parque tiene una oferta cada día más apetecible y hoy nos vamos a parar en uno de los más recientes: Atlántico Casa de Petiscos (Av. de Menéndez Pelayo, 11, Madriz) de Pepe Solla, que también nos ha dejado la versión Casa de Comidas (C/ Velázquez, 31, Madriz), un poco más formal y que no tardaremos en probar pero nosotros seguimos al lado del parque.
Allí se pueden comer petiscos «en gallego trozos pequeños, una forma informal y relajada de picoteo con denominación gallega«, pues eso, ideal para picar un poco de todo. El bocata de calamares (que lo venden por centímetros: 10, 20, 30 o entero) con una materia prima de llorar, aguachile de jurel que preparan al momento y que podría durar siempre, el rico makipan de pulpo difícil de compartir, el tartar de vaca gallega untuoso y sabroso, los cachelos bravos con panceta con pan al lado para dejar el cuenco impoluto y una tabla de quesos gallegos para abrir o cerrar fueron nuestros aciertos, junto con vinos de la tierra para no salirnos de Galicia.
Pues eso, una vez bien comidos, paseo de vuelta atravesando por el lago para seguir disfrutando de esta ciudad que a falta de mar, nos ponen un océano.
vifree 
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