Orson Welles
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Siempre quise vivir un bombazo informativo, un Watergate a la española con periodistas más listos que los malos, que sacan los trapos sucios ocultos a la luz pública y que despejan la niebla informativa en la que vivimos, así que cuando empecé a ver la (estupenda) campaña de promoción de Operación Palace, contaban con todo mi interés ¿Tendrían de verdad algo nuevo que contarnos sobre el 23F? Yo apostaba que sí, así que tenían toda mi atención el domingo por la noche. No me interesaba el fútbol (la paliza que le estaba dando el Osasuna a mi Atleti), tampoco facebook ni twitter y el IPhone lo tenía convenientemente en silencio.
Nudo
Debo de decir que me lo tragué, que fui uno de los españoles que pensó que todo sonaba demasiado extraño pero que las personas que allí hablaban no eran actores sino políticos, periodistas o directores de cine (enorme Garci) así que me dejé llevar. Seguramente eso fue lo mejor que pude hacer para disfrutar del espectáculo televisivo que se desarrollaba frente a mi y esa era la clave: cuando era pequeño e iba al pasaje del terror nunca pensaba que esos que hacían de monstruos eran actores mal pagados, porque sabía que seguro así no disfrutaba lo mismo, que si iba de listo haría el tonto… y cómo me lo pasaba de bien pasándolo mal.
Pensaba en el estupendo libro de Javier Cercas «Anatomía de un instante» buscándolo de reojo en la estantería, incapaz de recordar la documentación que lo acompañaba porque prefería seguir engañado, rumiando la teoría y siguiendo a pies juntillas el camino que tan inteligentemente nos estaban haciendo seguir.
Desenlace
Y llegó el final y sonreí: todo era falso pero el engaño había merecido la pena. No había sido testigo de un documental de periodismo de investigación sino conejillo de indias de un experimento televisivo y me gustaba: espectador de una «Guerra de los Mundos» con acento cañí en la era de «toda la información al alcance de nuestras manos».
Puede que a partir de ahora todos estemos más atentos e intentemos que no nos la vuelvan a colar, aunque si es de esta forma tan inteligente, no garantizo nada, incluso puede que hasta Jordi Évole se haya jugado parte de su credibilidad por hacerlo, pero creo que el viaje ha merecido la pena ¿O no volverías a meterte de nuevo en el pasaje del terror?